Los “Ocupas” que preocupan

Se ha creado un nicho para la proliferación de verdaderas mafias perfectamente organizadas con el fenómeno de la Okupación
Rosa Bernal Aparicio/apc
La crisis económica, la destrucción de empleo y la precariedad de los contratos actuales de trabajo, ha empujado a familias y personas en situación de vulnerabilidad y en riesgo de exclusión social a vivir como okupas o no vivir. Esta es una realidad que se vive, y a veces se padece en nuestros municipios.
Pero existe otra realidad, que aunque fruto de la misma marginalidad, no se ajusta al idealismo de la Okupación (como movimiento con un compromiso social), sino que se ha creado un nicho para la proliferación de verdaderas mafias perfectamente organizadas, traficantes de inmuebles que se lucran con las propiedades ajenas y las necesidades de vivienda de un colectivo mayoritariamente joven, marginal y que en algunos casos relacionados con “negocios” ilegales, tráfico de drogas, cria de animales para peleas, prostitución etc.
Estas mafias campan a sus anchas en nuestra región, realizan una observación pormenorizada de los inmuebles deshabitados, obtienen información catastrastal y del registro de la propiedad, para conocer los titulares de las viviendas. Estos grupos, cuentan con equipos especializados para reventar puertas, forzar cerraduras e instalar nuevas para entregar al “cliente”. Se promueven entre jóvenes en situación de exclusión, ofreciéndoles una vivienda por el tiempo que dure la ocupación, a un módico precio. Si fueran desalojados de los pisos ocupados, les ofrecen nuevas viviendas en las mismas condiciones, según nos confiesa un informador que por motivos de seguridad, desea
permanecer en el anonimato.
El fenómeno Okupa de las características descritas, ha tomado un carácter preocupante en algunos de nuestros municipios de la zona sur de Madrid, ya que está produciendo un “efecto llamada”. La lentitud en los procesos de deshaucio, por una parte y una cierta permisividad por parte de las autoridades municipales, están ocasionando un deterioro de la calidad de vida de los vecinos afectados por la convivencia con estas situaciones. Donde más se refleja esta problemática, es en los edificios donde conviven propietarios, inquilinos y ocupas, estos últimos en la mayoría de los casos, no respetan las áreas comunes, arrojan basura en escaleras, ascensores y portales, organizan escándalos alterando la convivencia, y en algunos casos extremos, amenazan a los vecinos cuando son reprendidos por su comportamiento claramente antisocial.
Muchos son los vecinos de nuestra región, que padecen este fenómeno de los “ocupas” subproducto de la cultura “Okupa” con compromiso social. Los Ayuntamientos, las organizaciones vecinales y las fuerzas de seguridad del Estado, deberán considerar este fenómeno, si se quiere buscar soluciones al deterioro de la calidad de vida de nuestra región.

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